Hay una calle de San Francisco que se ha convertido en un lugar emblemático, ha sido escenario de varias películas y es un motivo de visita turística imprescindible. Hablamos de Lombard Street, una calle que atraviesa todo el norte de San Francisco desde Presidio hasta Embarcadero. Una calle como muchas otras de la ciudad pero que, sin duda, es la más famosa de San Francisco. ¿Por qué? La explicación tiene que ver con las cuestas.
Cuando la pendiente es grande, una forma de evitar las cuestas muy empinadas es impedir que las calles recorran los desniveles en línea recta. El trazado urbano de San Francisco se caracteriza por las largas calles y avenidas que van desde lo alto de las colinas hasta la zona más baja en línea recta, con pendientes de muchos grados. En consecuencia, San Francisco es un paraíso para los skaters, que se deslizan ladera abajo a toda velocidad, y sería un paraíso para los esquiadores si en la ciudad nevara alguna vez. Pero esas cuestas impracticables son un reto para los peatones e incluso para los vehículos.
En los años 20, los vecinos del tramo de Lombard Street que discurre entre las calles Hyde y Leavenworth, en Russian Hill, eran incapaces de salvar con sus automóviles el desnivel de la calle. Un avispado propietario encargó construir un trazado en zigzag con el que se pretendía corregir el problema de la pendiente. Y, de hecho, lo consiguió. El tramo en cuestión pasó de una pendiente recta del 27 % a un recorrido con ocho curvas del 16 %. El trayecto es más largo e indirecto y exige más control de la conducción, pero también es más cómodo.
El tramo en zigzag solo ocupa una pequeña parte de toda su longitud. Sin embargo, es tan poco usual y llamativo que ha convertido a Lombard Street en toda una atracción. No es la calle con mayor pendiente de San Francisco pero, sin duda, sí es la cuesta más bonita de la ciudad. La calzada de adoquines rojos es muy llamativa y elegante, y los espacios entre las curvas están ajardinados, dándole un aspecto de hermoso e inesperado parque. Las escaleras que hay a ambos lados nos permiten una visita tranquila y tomar fotografías cómodamente. Pero también podríamos desear bajar la calle Lombard con un coche de alquiler y experimentar su trazado personalmente. Este recorrido solo se puede hacer bajando y despacio, a una velocidad máxima de 8 km/h.
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